Por Estela Valdés

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 Es tan básica la manera como todavía en nuestro país se manejan las disputas políticas. Todavía se está en esa parte que para demostrar cierta superioridad, se menoscaba al oponente ocasion

Como si hablando mal del otro, se  demuestra ser mejor,  sin embargo tampoco se desarrolla  nada positivo en relación  a lo que se cuestiona.

En un constante ir y venir de acusaciones, y supuestas revelaciones acerca de la gestión e incluso de la vida privada de las personas, se empantana el tiempo, se postergan las obras,  se aplaza el desarrollo y pierde la sociedad.

No sería más inteligente y provechoso demostrar que se es mejor,  haciendo mejor las cosas,  impulsar la competencia que redunde en beneficio de la gente que espera una mejor calidad de vida,  y es la única afectada con esta modalidad tan precaria en la que nos movemos.

¿Será posible que hasta ahí nomas se puede llegar, será que de verdad no tienen nada más que ofrecer, y el único camino para ascender un poco  es tratando de derribar al rival?

Es probable que se estén subestimando,  se puede suponer que tal vez solamente no  lo intentaron.

Se entiende que la finalidad de dedicarse a la política es proponer y ofrecer mejor calidad de vida a las personas, trabajar con miras a alcanzar el bien común, por lo que se espera el compromiso real de estas personas.

Sin embargo no sucede así, no se avanza, se retrocede utilizando recursos tan bajos, como generar confusión en la ciudadanía, que de pronto no tiene tanta claridad conceptual como para discernir las informaciones y rumores que recibe diariamente.

Estaría mejor,  que demuestren su capacidad, construyendo, proponiendo, creciendo avanzando y que gane el mejor.

Que la sociedad por fin resulte beneficiada, y con seguridad también a  los políticos les irá mejor en todos los sentidos, salir de la mediocridad en serio nos favorecería a todos.