Por Estela Valdés

Traslado a Asunción, donde el joven está en garve estado. Foto gentileza
Traslado a Asunción, donde el joven está en garve estado. Foto gentileza

Casi diariamente se reportan accidentes de tránsito que involucran a motociclistas, automovilistas,  menores de edad, y por supuesto alcohol de por medio en la mayoría de los casos.

De hecho no son buenas noticias, como tampoco  son nuevas,  pero infelizmente se volvió  algo cotidiano.

A veces ya pasan desapercibidos, sin embargo hay casos, que a pesar de contener los mismos ingredientes que los demás, llaman más la atención que otros, y la ciudadanía se siente tanto interesada, como indignada, por los rumores que en ocasiones rodean los acontecimientos.

El último fin de semana en Concepción, se produjo un accidente, la víctima un joven de 16 años quien iba a bordo  de una motocicleta, fue embestido por una camioneta, el conductor no detuvo la marcha y el chico fue auxiliado minutos después por los bomberos voluntarios, que acudieron al lugar tras recibir una llamada.

En relación a este caso hay versiones, brindada por los familiares de la víctima que fue derivado a Asunción, por la gravedad que reviste su estado; que señalan que el mismo presenta heridas ocasionadas por alma blanca, es decir, al parecer, no  solo fue embestido como también le apuñalaron.

Es muy  inquietante cuando se duda de las informaciones oficiales y se sospecha que no se maneja el caso con imparcialidad, es decir, cuando el entorno inmediato recibe informaciones que sugieren intenciones de favorecer al agresor.

Es importante tener en cuenta, que las imágenes de circuito cerrado, aunque sean manipuladas, no podrán confundir a nadie, menos a los expertos a cargo de la  investigación porque, las imágenes registran el tiempo segundo a segundo y se notaría.

Pero así mismo es importante tener en cuenta que la gente no es en realidad indiferente, a este tipo de situaciones, y va a cuestionar hasta aclarar lo que realmente sucedió y exigir que el culpable pague por ello.

Finalmente, y lo que una vez más se rescata como todas la veces,  es que los menores de edad no deberían estar, ni fuera de sus casas hasta la madrugada, ni conduciendo y menos bebiendo.

Cuando les dejamos ir a nuestros hijos menores a las calles y no ponemos un límite de horario, no les mandamos a  que se diviertan, les mandamos a que se maten, se les mate,  o maten a alguien más.