Por Estela Valdés
Ni a los diputados, menos a los funcionarios beneficiados con tres aguinaldos pagados por todos nosotros, creo que les importe el escrache y el repudio de toda la gente, que manifiesta de mil maneras su indignación a través de las redes sociales y de los medios de comunicación.
No les interesa, ni quieren saber, lo que pensamos y cómo nos sentimos, por la simple razón que ellos, los legisladores tienen el poder de convertir en ley una aberración social, y aunque tengamos mucho que decir, nada podemos hacer.
No les importa y van a seguir haciendo lo mismo, en este periodo y en los próximos; a menos que definitivamente nos abstengamos de votar, de hacer uso de ese derecho que sirve para llevar al congreso a personajes a quienes ni conocemos y a quienes jamás les votaríamos, sin embargo son beneficiados con las “listas sabanas”.
Son tantas cosas las que se deben cambiar para que podamos estar verdaderamente representados, pero resulta de vuelta, que introducir estas modificaciones depende de ellos y por supuesto que están lejos atentar contras sus intereses.
Cuál sería el motivo para que ellos siquiera consideren la opinión de la gente, no existe ninguno. Porque ellos están bien, sus hijos, sus esposas y sus amantes están bien. No les falta absolutamente nada.
Lo que sucede fuera de su entorno inmediato no forma parte del mundo de sus preocupaciones.
Lastimosamente, esta es la realidad detrás de todos los discursos populistas y condescendientes durante las campañas.
Este es el verdadero propósito de llegar al poder, esta es la razón que no desconocemos, sin embargo tras cinco años de decepción, la historia se repite, ellos hacen lo mismo y nosotros también.
Y como es natural, a nosotros nos afecta y a ellos no les importa!