Por Estela Valdés
Como puede ser que a esta altura de la vida, en pleno siglo veintiuno, en Concepción todavía seguimos compartiendo la vía publica con caballos y vacas, es de verdad inaceptable.
Mientras por un lado se instalan grandes industrias en el departamento, hay proyectos importantes para la ciudad, como la costanera, planes para embellecer la capital departamental, por el otro, hay gente que al parecer no está enterada o no le importa.
O porque son prepotentes, o porque lloran su pobreza según gente de la municipalidad, siguen con esta modalidad sin un mínimo de vergüenza; y de hecho porque dejarían de hacer algo que les resulta cómodo y ventajoso si nadie les impide ni sanciona, tendrían que ser cretinos y es categórico que no lo son.
Existe una ordenanza municipal, existe un convenio con la Cuarta División de Infantería para arrear los animales y llevar al predio militar desde donde los dueños podrán retirarlos una vez que abonen una multa. Sin embargo simplemente no se cumple esta normativa.
Siempre hay una excusa y una promesa de sanar esta situación, pero por supuesto la realidad comprobada por todos, todos los días es otra. No se trata de un capricho, no se trata de un parecer, menos de tratar de imponer un punto de vista.
Es simplemente incompatible la convivencia entre animales y personas en la vía publica; es peligrosa, pone en riesgo la seguridad de las personas, pueden ocasionar accidentes fatales, y llegado a este punto, no hay multa que pueda revertir la situación.
Los funcionarios municipales deben ser firmes, no permisivos. Si es cierto lo que dice mucha gente, que no aplican la sanción por temor a perder votos, cumplo en informales que se quedaran con esos electores, y perderán muchos más.
No puedo imaginar que excusas o explicaciones darán en caso, y Dios no permita, que estos animales provoquen un accidente que derive en la pérdida de vidas humanas. En estas circunstancias no hay razones aceptables.
Deben entender ellos, y los dueños de los animales deben aprender que las calles, veredas y rutas están diseñadas para el tránsito de vehículos y peatones y bajo ningún aspecto para vacas, caballos y burros.