Por Estela Valdés
Hace 147 años cerca de cuatro mil niños paraguayos fueron asesinados en la sangrienta batalla de Acosta Ñu durante el genocidio, conocido como la Guerra de la Triple alianza.
Niños valientes, patriotas, asustados o no, sin dudar se vistieron de soldados porque entendían que debían defender su patria, pues sus padres, hermanos, tíos y abuelos ya habían muerto y solo quedaban ellos.
A toda la cobardía y crueldad de esa guerra, protagonizada por los vecinos de Argentina, Brasil y Uruguay se sumo este crimen, acatando la intención inicial del exterminio sistemático de nuestra raza.
La sangre derramada por estos niños regó nuestro suelo y germinó, no los mataron, esparcieron semillas!.
Los mártires de Acosta Ñu, se enfrentaron a enemigos invasores. Los niños de nuestros días sobreviven a miles de adversidades todos los días, sobreviven al hambre, a la falta de escuelas y hospitales, sobreviven a la ausencia del Estado.
Y así como las mujeres paraguayas, pudieron seguir y reconstruir el Paraguay diezmado por los adversarios, nos toca a nosotras hoy hacer lo mismo y desde nuestros hogares, luchar para salvar a nuestros niños.
Quien impida su desarrollo, seguridad, educación, alimentación y salud, es el enemigo; y contra ellos debemos ir.
La niñez paraguaya merece y las mamás paraguayas debemos hacer que ese arrojo, ese brío que tuvieron los niños paraguayos hace 147 años, valga la Gloria!!!!