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Por Estela Valdés

La gente ya debería saber y organizar su vida en relación al calendario electoral. Por ejemplo durante las campañas electorales, municipales, generales, e incluso las internas partidarias, todos son los más interesados en solucionar los problemas sociales, que ya sabemos cuáles son: Salud, educación, trabajo y seguridad.

Todos, abominan la corrupción y la manera en que sus antecesores se burlaron de la gente, y reconocen que llego el momento de dejar de mentir,” porque no es justo y el pueblo no merece”.  En esos días que anteceden a las elecciones, ellos se conmueven e incluso lloran por el padecimiento de las personas.

Es cuando también, se puede aprovechar unos instantes, si tenés algo rápido que hacer  y no hay quien sostenga a tu bebe, para acercarse como si nada al candidato, si hay prensa por supuesto, porque con seguridad le va alzar a tu bebe y ni le vas perder de vista mientras preparas la mamadera porque le va alzar para que todos vean como le ama a los niños y que bueno es.

Es el momento, en que va a mover todas las influencias y amistades que tiene para solucionar los inconvenientes que se presenten, como trabajo para algún miembro de la familia, o el tanque de agua para algún asentamiento,  que en cuestión de horas el problema estará resuelto.

Los problemas sociales se deben plantear durante las campañas electorales, si es que se pretenden respuestas, no de fondo por supuesto.  No estaríamos, como hasta ahora si los métodos fuesen distintos, los problemas sociales, serian cosa del pasado.

¿Pero eso a quien le conviene?, dentro de la mediocridad que nos movemos, no existe por supuesto el  pensamiento de  escalar políticamente sin usar de peldaño a la gente pobre, que es justamente el grupo que anhela cambiar su realidad y confía en quien le miente.

Si no hay pobres no hay necesidad, y si no hay necesidad no hay promesas, y sin estas no hay votos, este es razonamiento en el que seguimos empantanados, y por ese motivo los momentos claves,  son las campañas electorales.

Cuando ganan las elecciones, todo se olvida, nada se resuelve y nada se trasforma, continua justo en el punto que quedo en las últimas elecciones.

Pero por supuesto que siempre hay opciones,  y como ya sabemos está en nuestras manos:  o nos acomodamos a este sistema y seguimos pataleando, o devolvemos la mercadería fallada y obtenemos un equipo que funcione, trabaje bien, nos saque del barro y nos haga avanzar.

No existe ninguna ley terrenal o divina que imponga a nadie quedarse con lo que no le sirve y además le perjudica.