CALLE-2

Por Estela Valdés

Todos le queremos a nuestra ciudad y somos fanáticos, esto es algo que se lleva adentro, y que desborda en los encuentros deportivos y en los desfiles estudiantiles, ocasiones en las que todos se unen en una misma celebración, con el mismo entusiasmo y con el mismo amor.

Durante los días que anteceden a estos eventos se puede sentir el entusiasmo de toda la gente, los preparativos, la algarabía, la expectativa. No se habla de otra cosa, todos tienen planes, y todos están relacionados con la celebración

De hecho tan lindo es,  y tanta importancia tienen, que forman parte de los mejores recuerdos que quedan de la época de colegio, en lo que a desfiles por aniversario de la ciudad o la patria, respecta, tanto; que es común escuchar decir  “en nuestra época era mejor”, y por supuesto que sí, para cada uno y en su momento cuando fueron protagonistas

Es indiscutiblemente lindo, y por supuesto; nuestra ciudad merece. Pero, ¿merece también las condiciones en las que queda después de cada evento?  Suciedad por todas partes, toneladas de basuras que fueron arrojadas por cada uno de los que estuvieron emocionados celebrando el aniversario de su ciudad

El amor y el fanatismo deberían demostrarse no solamente en esas ocasiones, porque la imagen de una ciudad se construye cada día y tiene mucho que ver con las acciones de cada uno.

Cada persona que arroja basura a las calles, piensa que es el único y por lo tanto no importa, todos piensan  así y suman toneladas de desperdicio, pero del aspecto que queda, ninguno quiere reconocer su responsabilidad

Se espera que alguien más lo haga, y si no sucede enseguida, ya se cuestiona a las autoridades porque no hacen nada y nuestra ciudad es un gran basurero. En efecto quienes administran las ciudades tienen compromisos y obligaciones que deben cumplir y los ciudadanos debemos exigir que así sea

Pero no podemos desconocer que la parte que nos toca hacer, que es no ensuciar las calles, ni dañar los espacios públicos, como los parques y las plazas, no estamos haciendo. Simplemente ese amor que decimos tener hacia nuestra ciudad desaparece cada vez que arrojamos basura o destruimos algo

Pocas ciudades como Concepción tienen una historia tan rica, un pasado glorioso y eso se puede ver en su arquitectura, en los nombres que figuran en los libros de historia, pocas ciudades tienen la tradición que tiene esta capital departamental

Con cuánto orgullo se habla de eso mientras, se arroja una latita de cerveza desde algún vehículo. Y esto debería no ser así.

No se trata de ser condescendientes, ni dejar de exigir lo que deben hacer las autoridades, que asumieron un compromiso, de ninguna manera y por ningún motivo. Se trata de que empecemos a darnos cuenta que no depende solamente de ellos, tener una ciudad limpia, depende de mí, de vos, de cada uno, de todos!