Por Estela Valdés

Mirtha Gusinky/Foto Archivo
Mirtha Gusinky/Foto Archivo

 

Tendría aproximadamente seis años, cuando escuche acerca de los traficantes de drogas que operan en las favelas de Rio de Janeiro, Brasil,  y en aquel momento como hasta ahora, la policía de ese país no podía desarticular y menos penetrar esa poderosa estructura.

Fue cuando se me ocurrió la brillante idea, que compartí con mi hermana mayor, le dije, “porque no tiran bombas sobre las favelas y punto?, recuerdo que me miró con una sonrisa como perdonando mi inocencia y me dijo, “es que en las favelas no solo viven los traficantes, también viven familias normales, gente buena y muchos niños”.

Me arrepentí y sentí vergüenza por lo que se me había ocurrido y exteriorice en ese momento. No se puede siquiera pensar, en matar a madres y niños  para eliminar a unos delincuentes y menos señalarlos como una mera abstracción, llamándoles de civiles

Esos “civiles”, tienen nombre, tienen familia, son hijos, son madres y por encima de todo, no son ni secuestradores, ni criminales.

Otra cosa;  la gente que vive en el campo,  la gente pobre también ama y  sufre inmensamente ante la pérdida de un ser querido, aunque no vistan Prada, ni huelan a Chanel.

Cuando tenía seis años aprendí, que no es de cristianos desear la muerte de un hijo a una madre y aún más cuando ya se conoce ese dolor, cuando ya se pasó por una experiencia innombrable como esta.

La propuesta de la senadora Gusinsky de bombardear el norte, aunque mueran civiles para eliminar al EPP, es entendida por muchos como una consecuencia de la terrible experiencia que les toco vivir, con el secuestro y muerte de Cecilia, que a propósito nos duele a todos, todos le lloramos, y deseamos que no hubiese sucedido jamás, es demasiado triste.

Sin embargo esa no es la solución, ni la manera de hacerlo. Ella como legisladora y sus colegas deben encontrar y proponer la manera de garantizar la seguridad y la vida de las personas.

Nadie quiere más secuestros, ni muertes. Nadie quiere que el EPP, la ACA, o cualquier sigla con la que se hagan conocer los criminales, sigan existiendo.

Todos, principalmente los que estamos en el norte, queremos una solución a esta caso, una solución que nos traigan nuestros legisladores, pero no precisamente una bomba!!