Por Estela Valdés

 

La empresaria Nora Concepción Florenciano Pereira (28). Foto: Facebook.
La empresaria Nora Concepción Florenciano Pereira asesinada en San Pedro (28). Foto: Facebook.

Siempre me pregunto: qué pensarán cuando están solos, durante esas “conversaciones” que normalmente se tiene con la conciencia, cuáles serán los pensamientos que se cruzan en la mente de  las personas que matan, o hacen matar solamente para apropiarse de los bienes de sus víctimas?.

Sin considerar que logren o no sus objetivos, quisiera entender cómo tejen esas ideas, planean cómo hacerlo, cuándo, y de qué manera, para luego llevarlo a cabo. Entonces sucede; matan a alguien unos desconocidos frente a su casa, camino al trabajo, un flash y una vida se apagó.

Y después?!,  qué será que sienten?:  Satisfacción?, temor a que lo descubran?; no creo que se arrepientan por ejemplo, normalmente se toman  un buen tiempo planeando todo, o es que en ese proceso, solo se enfocan en el beneficio pretendido, y no en lo para obtenerlo están dispuestos a hacer,  por lo que no dimensionan la ferocidad de esa acción?.

También me pregunto: Vale la pena?; suponiendo que las “cosas” resulten bien, de acuerdo a lo planeado. Se sentirán satisfechos?, orgullosos?, inteligentes? muy valientes?.

Sienten amor hacia alguien? Hacia sus hijos, su familia?, es difícil imaginar algo así;  verlos como un papá, o hijo amoroso, a alguien que deja sin padres, o sin hijos a familias a quienes hacen padecer tanto dolor.

La verdad, me gustaría saber. De todas estas preguntas que me hago, solo tengo una cosa bien clara: Están, absolutamente alejadas de Dios, o al menos tienen  una idea muy distinta de EL, porque no es de sorprenderse que muchos de ellos, hasta dicen “Gracias a Dios”, salió bien el trabajo. Así de fuerte!

Dice Blanco del Monte: “Hay siempre un fratricida dentro del hombre” y  “el hombre para el hombre siempre es un lobo”: Es decir gente dispuesta a matar a su semejante, a su igual, a su hermano. Gente capaz de devorar al otro.

Pero también dice este poeta: “Hay que luchar por los que no luchan”, “Hacer que nos oigan los que no escuchan” “Hay que vivir la vida sembrando amores, con la vista y el alma siempre en la altura”.

Sin perder la esperanza en la humanidad, debemos anular al lobo y despertar al sembrador que llevamos dentro: “hay que vivir sembrando, siempre sembrando”.