Un simulacro de fuga de amoníaco realizado en el frigorífico Concepción despertó inquietud en la comunidad, especialmente entre familiares de trabajadores que desconocían que se trataba de una práctica de preparación. El procedimiento fue coordinado con el Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Concepción para medir el nivel de respuesta ante emergencias.

El frigorífico Concepción llevó a cabo anoche un simulacro de fuga de amoníaco como parte de sus protocolos de seguridad. El procedimiento, desarrollado junto con el Cuerpo de Bomberos Voluntarios de la ciudad, tuvo como objetivo medir el nivel de respuesta y la capacidad de reacción ante una eventual emergencia química.
La activación de las alarmas generó preocupación en el entorno, ya que ni los trabajadores ni la ciudadanía estaban en conocimiento de que se trataba de un simulacro. Sin embargo, desde la empresa y el cuerpo de bomberos aclararon posteriormente que no existió ningún derrame real, sino que se trataba de una práctica planificada.
Carlos Ramos, presidente de los bomberos voluntarios, explicó que el propósito fue lograr una reacción lo más real posible para evaluar fortalezas y debilidades. Destacó que el equipo acudió rápidamente con móviles, ambulancia y personal especializado en materiales peligrosos, dando una respuesta considerada favorable.



Asimismo, remarcó la importancia de realizar este tipo de actividades en empresas de gran envergadura al menos dos veces al año, subrayando que la capacitación permanente es fundamental: “El riesgo de error para un bombero es cero, por eso entrenamos cada semana y estas prácticas ayudan a salvar vidas”, afirmó.