En pleno siglo XXI, Don Buenaventura Salinas, un hombre de 70 años que vive y trabaja a unos dos kilómetros de Vallemí, sigue enfrentando una dura realidad: no cuenta con una cédula de identidad paraguaya. Esta situación lo ha convertido en un ciudadano invisible a los ojos del sistema, privándolo de derechos básicos y complicando su vida cotidiana.

El problema, que las autoridades aún no han podido solucionar, se ha convertido en una verdadera penuria para este norteño. “Sin cédula en el norte, Alberto, me es difícil movilizarme. Ni siquiera puedo viajar en colectivo por la ruta. Eso me hace sufrir bastante y es muy duro para mí”, expresó con profunda tristeza durante una entrevista con el equipo móvil de la radio La Voz del Río Apa.
La falta de documentación le impide acceder a servicios esenciales y ejercer plenamente sus derechos. Su caso es un llamado de atención para las instituciones responsables, que deben garantizar el acceso a la identidad para todos los paraguayos.