Una encuesta hecha a un grupo focal juvenil revela que el aspecto económico es la principal barrera para acceder a la educación superior. Incluso, a más del 80% les cuesta trabajar y estudiar a la vez.

Fuente UH

Una encuesta inspirada en el modelo desarrollado en la Universidad Harvard puso de manifiesto que los jóvenes en Paraguay tienen como principal obstáculo la falta de dinero para acceder a la educación superior.

“Cuando se les pregunta a los jóvenes sobre la educación universitaria y cuáles son sus principales desafíos, el 84% dicen que trabajar al mismo tiempo que estudiar es una gran dificultad. El 73% dice que el costo de los estudios es otra gran dificultad”, manifiesta José Molinas, ex ministro de la Secretaría Técnica de planificación (STP) y actual director académico del Instituto Desarrollo (ID).

La iniciativa estuvo a cargo de un grupo de estudiantes del ID sobre una muestra de 840 jóvenes urbanos, de 18 a 29 años de edad, residentes en Asunción y en los principales centros urbanos del país, según informó el diario Última Hora.

Del sondeo saltó que la Educación Media fue el último nivel académico culminado por aproximadamente la mitad de los encuestados.

A su vez, siete de cada 10 jóvenes indicaron poseer un ingreso inferior al salario mínimo vigente y cerca del 6% de ellos declararon pertenecer a grupos vulnerables.

Para Molinas, si bien está vigente una ley de gratuidad para las universidades públicas, existen otros costos conexos –libros, transporte, alquileres, etc.– y no todos ingresan a una institución pública y van a universidades privadas, donde el costo les fuerza más. “Entonces, tienen que trabajar para financiar sus estudios. Se está haciendo casi una cultura de trabajar para estudiar, que también se hace difícil”, observa.

El ex titular de la STP apunta que en países desarrollados así no funcionan las cosas. Inclusive, dependiendo de la carrera –como lo es también Paraguay– no se puede trabajar y estudiar al mismo tiempo; tales como Medicina, Enfermería, entre otros.

“Habría que mirar cómo solucionar en forma estructural ese aspecto; tal vez buscar un mecanismo de financiamiento, como hay en otros países, que les permita cubrir los costos y después pagarlos a largo plazo”, plantea.