Por Estela Valdés

 

Batalla de Curupaity
Batalla de Curupaity

Hace ciento cincuenta años en  Curupaity cinco mil paraguayos vencieron a veinte mil invasores, actualmente en  las academias militares del mundo se estudia esa batalla como una de las mayores muestras de ingenio y pericia de guerra.

Es imposible no sentir orgullo, como tampoco se puede desconocer el poder y la fortaleza de ese Paraguay y de esos paraguayos de siglo y medio atrás; tanto que la triple alianza, sobre todo los brasileros, vinieron con el firme propósito de exterminar a nuestra raza.

De hecho esa misión no les fue posible cumplir, sin embargo no se nos hace fácil recuperar esa grandeza, ese patriotismo y sobre todo la altivez que teníamos entonces.

No se puede comparar nuestra historia con la de otros países que pasaron por grandes guerras y se recuperaron años después, en esos países no quedaron solamente mujeres y ancianos como sucedió con nosotros.

Se está haciendo demasiado difícil, ser ese Paraguay que fuimos, y es muy probable que pasen al menos dos generaciones más para volver a ser quienes fuimos, y sobre todo recuperar la vergüenza y el honor.

Es  paradójico  leer acerca de la batalla de Curupayty, y al rato enterarnos que el comandante de las Fuerzas Militares, Luis Gonzaga Garcete, y el ex director general interino de Inteligencia, Coronel Martín Cáceres, surgen como dos de los presuntos responsables de la movida ilegal que implicó desvío de fondos para el combate al EPP, por un lado, y operaciones de monitoreos no avaladas por el comando en jefe, por el otro.

Mientras en la Comisaria de Horqueta, zona del EPP, los policías tuvieron que cooperar para comprar una oveja que sería sorteada para recaudar fondos con el fin de hacer arreglar una patrullera de la sede policial, y por supuesto el Comisario fue apartado del cargo por ese motivo.

Se ingenian para solucionar un problema porque no llegan los fondos, porque no tienen recursos, y deben cumplir con su trabajo exponiendo sus vidas y son castigados por esto. Lamentable

Mientras tanto quienes propician estas situaciones siguen campantes en sus cargos y ni se acuerdan de los ocho militares que murieron hace menos de un mes, ni les importa lo que todavía pueda llegar a pasar, porque no es su problema.

Las estrategias utilizadas hace ciento cincuenta años en Curupayty fueron para defender al país de los invasores genocidas.

Actualmente se deben organizar rifas para tener las mínimas condiciones de trabajo para defenderse de los enemigos que no son de afuera. Mas que vergüenza, pena!, es así como funciona dependiendo de las situaciones se plantean las estrategias.