Este domingo a la noche concluyeron las fiestas de María Auxiliadora con la misa presidida por el Mons. Pablito Cáceres, que con su homilía, sacudió a autoridades, sacerdotes, obispo y líderes por la división existente en Concepción.
Tras la procesión de la imagen de María Auxiliadora, se realizó la misa en la explanada del Monumento a la madre con una gran presencia de feligreses. El Mons. Cáceres pidió deponer la actitud de orgullo y soberbia comprometiendo a sus pares sacerdotes, al obispo, a las autoridades y líderes sociales a iniciar la búsqueda de solución al problema que divide a la ciudad.
Dijo que es una vergüenza que el nombre de la ciudad esté manchada, putrefacto y mal oliente en todas partes por orgullo y soberbia existentes. Lamentó el ejemplo que los mayores dan a los jóvenes de hoy, a quienes siempre se les critica. “Qué ejemplo estamos dando a estos jóvenes, por quienes decimos que se prostituyen, que toman bebidas, que tiene vicios, etc. Y qué hacemos nosotros los adultos ante ellos”, destacó, Cáceres.
La homilía fue aplaudida por la multitud ya que hacía alusión a la grave crisis municipal que ha motivado a la división de criterios en la sociedad de Concepción.
La misa concluyó con una explosión de petardos y el sorteo de la tradicional rifa de la parroquia María Auxiliadora.