Cada Navidad, el patio de la familia Quevedo-Lailla se transforma en una escena que cautiva a quienes la visitan. Ubicado sobre las calles Curupayty casi Presidente Franco, en pleno barrio Centro de Concepción, este pesebre ya no es solo una tradición familiar: es una experiencia visual y espiritual que forma parte del calendario navideño de la ciudad.

El pesebpesebre se renueva cada año con una temática diferente.re

A simple vista, el pesebre se destaca por su integración con la naturaleza. La escena del nacimiento se encuentra rodeada de árboles, plantas vivas, troncos, fardos de pasto y elementos rústicos que recrean un ambiente cálido y armonioso. La estructura principal, construida con madera y materiales naturales, enmarca el nacimiento de Jesús y guía la mirada hacia el centro del mensaje.

Las figuras de María, José y el Niño Jesús se disponen en un nivel central, acompañadas por animales y pastores, mientras la iluminación tenue y cuidadosamente distribuida realza cada detalle al caer la noche. Luces cálidas, estrellas y destellos suspendidos aportan un clima de recogimiento y contemplación, invitando a detenerse, observar y reflexionar.

Uno de los rasgos más particulares del pesebre es la abundancia de elementos simbólicos: frutos de la tierra, calabazas, vegetación autóctona y piezas artesanales que refuerzan la idea de humildad y conexión con lo esencial. Todo el conjunto transmite un mensaje claro: el acontecimiento más maravilloso de la humanidad ocurrió en la sencillez, pero su significado abarca al mundo entero.



La edición 2025 se inspira precisamente en esa idea: “Nació en un pesebre, pero su trono es el mundo entero”. La puesta no solo celebra el nacimiento de Jesús, sino que propone una reflexión profunda sobre la grandeza que puede surgir desde lo simple, un mensaje que atraviesa generaciones y contextos.

Gracias a esta propuesta cuidada y coherente a lo largo de los años, el pesebre impulsado por el Dr. Justo Pastor Quevedo y doña Brunilde Lailla pasó de ser un adorno navideño a convertirse en un atractivo cultural y turístico, visitado por familias, vecinos y personas que llegan desde distintos puntos del país.

Así, el pesebre de la familia Quevedo-Lailla se consolida como uno de los símbolos más entrañables de la Navidad en Concepción, donde la fe, el arte y la naturaleza se encuentran para transmitir un mensaje que se renueva cada año.