El abigeato se ha convertido en un flagelo de nunca acabar en el departamento de Concepción, golpeando tanto a grandes establecimientos como a humildes familias campesinas. Ganaderos denuncian pérdidas millonarias, inseguridad permanente y exigen a las autoridades resultados inmediatos ante el avance de esta organización delictiva que amenaza la economía regional.


Escenas de abigeato que se repiten año tras año, golpeando a pequeños y grandes productores.

Testimonio de ganaderos afectados

El Ing. Domingo García, propietario de la Agroganadera San Diego S.A., manifestó que la situación se ha tornado insostenible:

“Es un problema que nos afecta hace años y no encontramos solución. Esto desalienta muchísimo, porque uno invierte y, sin embargo, la inseguridad dentro del propio lugar de trabajo aumenta cada día”, expresó.

García resaltó que la magnitud del delito supera ampliamente el autoconsumo, al punto de convertirse en un negocio clandestino que abastece a ciudades y distritos enteros:

“El volumen de carne que entra ilegalmente en Concepción es inmenso. Basta con controlar las cifras de faena legal en frigoríficos para darse cuenta de que lo demás es carne clandestina”, advirtió.

El productor también alertó que el impacto trasciende al sector ganadero, afectando directamente a la industria frigorífica que da trabajo a miles de familias en Concepción:

“Si los frigoríficos dejan de tener materia prima, disminuyen su faena y eso se traduce en menos empleo. Lo mismo ocurre en la ganadería: cuando no hay seguridad, se frena la inversión en limpieza de campos, alambrados y otros rubros que generan mano de obra”, indicó.

Por su parte, Sebastián García, director de la misma agroganadera, cuantificó las pérdidas que su establecimiento arrastra anualmente:

“En nuestro caso particular cerramos cada año con alrededor de 100 cabezas menos, lo que representa cerca de 500 millones de guaraníes en pérdidas, sin contar los costos en seguridad privada. Esto se repite una y otra vez y ya genera una inseguridad total en el trabajo”, relató.

El empresario denunció que la ribera del río Paraguay es una de las zonas más golpeadas, donde los delincuentes ingresan armados, provocando además un fuerte estrés en el ganado, incluso en vacas preñadas, lo que repercute en la producción.


Una problemática que también golpea a los más humildes

El abigeato no discrimina. Si bien los grandes establecimientos son víctimas frecuentes, en los últimos meses se han registrado hechos que estremecieron a la comunidad.

Uno de ellos fue el de doña Juana Franco, de 94 años, residente en San Juan Evangelista, a quien delincuentes faenaron la última vaca que le quedaba. El animal era su único sustento, heredado de su esposo ya fallecido. Su familia denunció la falta de respuestas de las autoridades pese a que el caso ya había sido reportado en ocasiones anteriores.



Otro hecho se dio en el distrito de Loreto, donde desconocidos faenaron clandestinamente dos vacas de la estancia Yasy, propiedad de Pedro Ramón Mc Leod. El joven productor, visiblemente afectado, denunció que al revisar el corral constató la falta de 20 vacunos y encontró los restos de dos animales a metros de la ruta.

Exigen resultados inmediatos

Los ganaderos reclaman mayor coordinación entre la Policía Nacional, la Fiscalía y las divisiones especializadas en Antiabigeato.

“Siempre pedimos resultados, pero no los tenemos. Hoy ya no se trata solo de grandes productores, sino de familias vulnerables. Esto es una organización delictiva fuerte y rentable, y si no se combate con firmeza, seguirá creciendo”, alertó Domingo García.

La situación pone en riesgo no solo la producción ganadera y frigorífica del departamento, sino también la economía regional y el sustento de miles de familias que dependen directa o indirectamente de la cadena cárnica.



El abigeato en Concepción se ha convertido en una crisis estructural que trasciende lo productivo, golpeando tanto a grandes establecimientos como a pequeños productores. Mientras los ganaderos insisten en que el negocio clandestino de la carne sigue expandiéndose, la falta de resultados efectivos por parte de las autoridades aumenta la sensación de inseguridad y desesperanza en el sector.