Tras la multitudinaria celebración en la Basílica de Caacupé, las calles del casco histórico amanecieron cubiertas de desechos. Pese al operativo de limpieza y a la colocación de contenedores, los alrededores quedaron repletos de basura, evidenciando la falta de conciencia ambiental durante la festividad mariana.

Al concluir la Misa Central de la festividad de la Fiesta Mariana de Caacupé, los alrededores de la Basílica quedaron convertidos en un improvisado basurero: bolsas, botellas, vasos descartables y otros residuos se acumularon en las calles cercanas, dejando una imagen de insalubridad a pesar de los tachos de basura dispuestos en el casco céntrico.
La lluvia que acompañó el operativo retorno no impidió que los desechos se amontonen, provocando obstrucción de desagües, malos olores, y riesgo ambiental al filtrarse en arroyos y espacios públicos.
Este panorama pone en evidencia la fragilidad de las campañas limpias: pese a las exhortaciones del intendente y la existencia de contenedores, el compromiso ciudadano resultó insuficiente.
Ahora, con miles de feligreses movilizados y el éxodo masivo de regreso, los equipos de limpieza deben redoblar sus esfuerzos para restaurar el orden y evitar que los efectos de la fiesta marquen a Caacupé con basura y abandono.
