La famosa música paraguaya “Puerto Irala Poty” surgió producto de una mentira piadosa  dedicada a una niña de 13 años. La musa inspiradora apareció en las redes sociales y causó furor.

Graciela Cuellar, musa inspiradora de un poeta extraño.

Graciela Cuellar, la musa inspiradora del cantautor Saturnino Ramírez Grance, quien compuso la famosa polca “Ahakuetévo aescribita”, conocida también como “Puerto Irala Poty” o “Niña Graciela”, apareció en las redes y es viral. Ella vive en Santa Rosa del Monday, departamento de Alto Paraná.

Graciela contó cómo nació la poesía, que luego fue musicalizada con ayuda de Néstor Damián Girett convirtiéndose en una música paraguaya muy famosa a nivel nacional e internacional.

Graciela narró que cuando eso tenía 13 años y don Saturnino trabajaba como tractorista para el MOPC, en Puerto Irala, Alto Paraná. El artista escuchó una de sus canciones en la radio y le dijo a Graciela que él la había escrito. Luego, otro joven le dijo a la musa que el señor estaba escribiendo una música para ella.

Ilusionada fue a preguntarle a don Saturnino si era cierto y este le dijo que sí, por más que no era cierto. No obstante eso dio pie para que él empezara a componer la letra.

Pasaron los días y él ya debía volver a Asunción, por lo que el papá de Graciela y la comisión vecinal organizaron una cena en agradecimiento por la conclusión de la obra, que era la apertura del camino.

“Me dijeron que él mismo le había solicitado permiso a mi padre esa misma noche para escribir dicha poesía, que de hecho ya tenía algunos párrafos, de ahí viene el nombre de “Ahakuetévo ascribita”. Dijo que ella no estaba presente esa noche, porque iba a la escuela en el lado argentino y volvía después de días.

Graciela contó que al llegar a su valle, todos la llamaban “Puerto Irala Poty”, ya que la poesía fue leída por el mismo Saturnino por el parlante que tenía don Cuellar y toda la comunidad escuchó. “Yo no sabía por qué me decían así, hasta que me contaron”, recordó.

Como era una niña, no dimensionaba lo que significaba haber inspirado al poeta. “Ahora me siento contenta de ser su musa, pero más porque también le menciona a mi querido pueblo que a través de la música es reconocido y muy renombrado”, mencionó.

Hasta ahora ña Graciela tiene guardado el papel con la letra de la poesía. “Ya está medio desgastado, pero lo sigo guardando”, indicó.

Don Saturnino había dicho en una entrevista, que muchos no le tenían fe a la música, pero resultó ser un éxito que ganó hasta un premio.

Puerto Irala Poty

Ahakuetévo ascrivíta a la elegida estrella a esa niña Graciela Puerto Irala poty.

Hi’ãnte ahecha jey de aquí a unos tiempito taha’evarãpa delito ahëtúne che pe yvoty.

Soy un pájaro arribeño que así nomás no se agarra aquí en Puerto Irala ajúta che pepopé.

Oiméta ramo jepeche ipörãvéva ajuhúta che Graciélante ahayhúta ndaikuaaséi mba’eve.

Una amable serenata te sorprenderá soñando Un bohemio cantando epáyne errecibi

upérõ que epensami de esa versión lejana, mombyrÿma oime ijara nde py’apy eremi.

Adiós, ya llega mi hora: che aguahënte poikuaamívo no soy ningún atrevido amomorãnte chupe.

Alguna vez tavolve pene familiarö guáichaa esa niña mimadako ahayhumínte chave.