Una pareja conformada por dos personas de la tercera edad contrajeron matrimonio en un hogar de ancianos de Concepción, donde ambos viven.

Don Toribio Agüero, de 72 años, y Cristina Colmán Valiente, de 67, son una pareja de ancianos del hogar Monseñor Emilio Sosa Gaona de la ciudad de Concepción, del Departamento que lleva el mismo nombre. En medio de un emotivo acto, ambos unieron sus vidas ante la ley civil y la religiosa.

Los abuelitos se conocieron ya hace siete años en el albergue y tenían previsto casarse antes. Sin embargo, no pudieron hacerlo porque el novio no contaba con su documento de identidad.

Tras varias gestiones por parte del Instituto de Bienestar Social, dependiente del Ministerio de Salud Pública (MSP), se logró la documentación y para este sábado ya se concretó el casamiento, primero en lo civil y luego en lo religioso.

«Ya se cumplió mi sueño de casarme, nunca antes lo hice y ahora tengo una compañera para el resto de mi vida», destacó emocionado don Toribio.

Por su parte, la novia reconoció que en principio fue ella quien acortejaba más a su enamorado, pero dijo que finalmente fue él quien le propuso matrimonio. «Estoy contenta, ya nos casamos», expresó entre sonrisas doña Cristina.

«Siempre se apoyaron»

Lourdes Echeverría, directora del hogar de ancianos, demostró su emoción por el acontecimiento. Destacó que, pese a las dificultades que atravesaron, siempre se mantuvieron juntos y dijo que para ella es como que dos de «sus hijos» unieron sus vidas.

«Lo más importante es que siempre se apoyaron y se ha notado eso en los momentos en que Cristina tuvo Covid-19», ejemplificó la licenciada.

Ahora, ambas personas de la tercera edad vivirán en una pieza del albergue, para lo cual ya cuentan con una cama matrimonial, que fue entregada por el Instituto de Bienestar Social, según reveló la directora de la institución, María del Carmen Villar.

El casamiento contó con el apoyo del Club de Leones Agustín Fernando de Pinedo. El acto civil fue celebrado por la jueza María Rosa Martínez de Arce, mientras que el religioso, por el diácono Fernando Florentín.

Justiniano Riveros- Ultima Hora.