La trágica historia que dio origen a una de las polcas más conocidas del folclore paraguayo cumple 94 años. Aunque para muchos forma parte del imaginario popular, otros aseguran que lo ocurrido en Puerto Guaraní, departamento de Alto Paraguay, el 12 de octubre de 1931, fue un hecho real.

Era media mañana del miércoles 12 de octubre de 1931. En la comunidad, los trabajadores de la fábrica de tanino se reunían para celebrar el feriado por el Día de la Raza.
Entre los presentes estaba Mateo Gamarra, quien pidió una polca y salió a bailar con Emilia Ortiz. La escena parecía festiva, pero el destino ya había tomado otro rumbo.
Minutos después, apareció Delfina Servín, esposa de Gamarra, alertada —según se cuenta— por los vecinos del lugar. Al confirmar el engaño, lo encaró furiosa. Gamarra, desafiante, le negó disculpas y decidió continuar la fiesta con su amante.
Entonces, Delfina le advirtió:
“Che ha’e Delfina Servín, ne’írã chekuaapa”
(Yo soy Delfina Servín. Todavía no terminás de conocerme).
Acto seguido, sacó un revólver y disparó cinco veces. Gravemente herido, Gamarra cayó al suelo. Antes de morir, alcanzó a preguntar el motivo del ataque, y la mujer respondió:
“Reikuaáma, Gamarra, ku Delfina oje’eha. Anichéne rejekeha, si a tiempo roavisa.”
(Ahora ya sabés quién es Delfina. No te quejes, que bien se te avisó).
De la tragedia a la canción

La historia fue inmortalizada en la polca “Mateo Gamarra”, popularizada por el dúo Carlos Quintana y Martín Escalante.
Inicialmente se creía que el tema era de autor desconocido, pero años después se confirmó que la letra pertenece a Estanislao Báez y la melodía a Eladio Martínez.
Según registros de Autores Paraguayos Asociados (APA), el poema fue inscrito en la década de 1970 y figura también en la Sociedad Argentina de Autores y Compositores de Música (SADAIC).
El ingeniero Carlos Vergara Báez, nieto de Estanislao, asegura que el relato es absolutamente real y que su abuelo lo escribió inspirado en testimonios de testigos del suceso.

Del folclore al radioteatro
La impactante historia traspasó la música. Fue adaptada en un radioteatro transmitido por emisoras paraguayas y representado en distintas giras por el país.
En una de esas funciones ocurrió una tragedia adicional: la actriz que interpretaba a Delfina mató accidentalmente al actor que hacía de Gamarra, luego de que un rival amoroso cargara el arma con balas reales.

Una historia que sigue viva
A casi un siglo de aquel suceso, “Mateo Gamarra” sigue siendo una de las composiciones más recordadas del folclore paraguayo.
Más que una simple polca, representa un fragmento de la memoria popular que mezcla amor, celos y tragedia, inmortalizados en verso y melodía.