En medio del vasto silencio del Chaco, una obra extraordinaria se alza como símbolo de esfuerzo, memoria y orgullo. Tras días de trabajo bajo el sol chaqueño, quedó concluida la carreta más grande del Paraguay, una creación del artesano beleano Silvio Grance Morilla, de 52 años, cuyo talento y dedicación dieron vida a un sueño que parecía imposible.

Obra concluida que queda como reliquia de los orígenes alemanes en Paraguay

La historia de esta gigantesca pieza comenzó meses atrás, en Belén, donde Silvio preparó cada madera, cada corte y cada encastre. Fueron tres meses de labor intensa, de noches largas y manos firmes, hasta que llegó el momento de transportar todo al Chaco para iniciar el armado final. Hoy, aquella visión ya es una realidad: una carreta monumental de 16 metros de largo, 7 metros de altura y 4 metros de ancho, con un peso de 14,5 toneladas, construida en nobles maderas de lavado y curupay.

La obra se encuentra en la estancia Rancho Tucán, en la zona de Centinela, propiedad de un ciudadano alemán. Allí permanecerá como un monumento, testigo silencioso de la historia y del trabajo de quienes lo hicieron posible. No recorrerá caminos, no será arrastrada por animales: su destino es quedarse, contar, y recordar.

Proceso de armado fue complicado

El encargo surgió de familias menonitas del Chaco, que organizarán una celebración especial para rememorar los primeros tiempos de la colonización alemana en la región. Delegaciones de varios países europeos estarán presentes en un evento que busca honrar raíces y reavivar la memoria colectiva.

Don Silvio, orgulloso de su trabajo concluido

Para Silvio Grance, esta no es solo una construcción más. Es, como él mismo lo define, la obra cumbre de su vida, un legado que quedará en pie por generaciones. Un homenaje al arte, al oficio y a la fuerza interior de quienes, con sus manos, construyen historia.