Rodrigo Sebastián Leiva, un niño de 11 años oriundo de Villeta, está a punto de dar un paso crucial en su vida. En enero culminará su tratamiento de quimioterapia contra la leucemia y continuará con controles médicos. Mientras tanto, no deja de soñar con convertirse en futbolista profesional para ayudar a su familia.

Desde el patio de su casa, en el barrio San Expedito, Rodrigo practica tiros libres, chilenas y penales. Su inspiración son los grandes del fútbol, como Miguel Almirón y Julio Enciso. Aunque nunca ha asistido a un estadio, sueña con ver en vivo un partido de la Selección Paraguaya.
Rodrigo es indiscutido número 9 en la escuela de fútbol del Club Libertad de Villeta. Con cada gol, demuestra que su pasión por el deporte trasciende las adversidades. “Cuando estoy en la cancha, me siento libre. Solo pienso en ganar y ayudar al equipo”, comenta con entusiasmo.

“Un diagnóstico que cambió su vida”
Antes de ser diagnosticado con leucemia, a Rodrigo ya le habían detectado artritis idiopática juvenil, una enfermedad que afecta los huesos. Sin embargo, la leucemia marcó un antes y un después en su vida.
Tras semanas de fiebre persistente y dolores intensos, los médicos confirmaron el diagnóstico. Alba Leiva, su madre, recuerda el impacto de aquella noticia y cómo tuvo que dividirse entre el hospital y su hogar, donde sus otros tres hijos pequeños la esperaban. “Fue muy difícil, pero siempre hubo personas ayudándonos. Nunca faltó un plato de comida ni un abrigo para mis hijos”, relata Alba.
Con apoyo de familiares y vecinos, la familia superó los momentos más duros. Ahora, con un empleo estable, Alba trabaja para cubrir las necesidades de Rodrigo, que aún requiere medicamentos de alto costo y mejores condiciones de vivienda.
“Sueños que lo mantienen en pie”
A pesar de las dificultades, Rodrigo sigue adelante. Hace poco recibió como regalo una pelota, botines y una camiseta de su ídolo Derlis González. Sueña con conocer a los jugadores de la Selección Paraguaya y, algún día, vestir esa camiseta en un partido oficial.
En enero, Rodrigo tocará la campana en el Hospital de Clínicas, anunciando el fin de tres años de quimioterapia. Pero su lucha no termina ahí. Con cada paso, cada gol y cada sueño, demuestra que en el partido de la vida, siempre está dispuesto a ganar.
📰 Fuente : UH