Monseñor Pablo Cáceres, cura párroco de la parroquia de Azote’y, sacudió en su homilía del domingo a los concepcioneros, por la incapacidad de dar solución a la crisis municipal que divide a la población del norte del país.

Crítico. Monseñor Cáceres lamentó lo que vive Concepción.
Crítico. Monseñor Cáceres lamentó lo que vive Concepción.

Cáceres presidió la misa de las fiestas finales de la parroquia María Auxiliadora de Concepción y dedicó gran parte de su homilía a las peleas y divisiones existentes en la capital del primer departamento, por la crisis generada por las autoridades municipales.

“Falta deponer la actitud de orgullo y soberbia, y sobre todo eso compete a las autoridades, incluyendo a mis compañeros sacerdotes, el propio obispo, los dirigentes. Somos nosotros quienes debemos buscar una solución a esto”, señaló además el religioso en tono autocrítico.

En otro momento, manifestó que se debería tener vergüenza de la juventud al demostrar estos ejemplos. Remarcó que es una lástima que el nombre de Concepción este putrefacto, maloliente en todas partes por las peleas existentes.

Enemistades. El cura también indicó que en la localidad hay enojos, enemistades que no permiten encontrarse como hermanos. “Esta es una ciudad culta, con una rica historia que no puede seguir de esta forma, y la solución debe partir de nosotros, buscando la paz”, aconsejó.

La homilía del sacerdote hizo alusión al grave problema que hay por el fuerte cuestionamiento hacia la administración municipal del liberal Alejandro Tati Urbieta, quien tiene encima 26 denuncias en la Fiscalía, por supuestos hechos de malos manejos en la administración pública.

El monseñor Cáceres comprometió hasta a su obispo a fin de buscar solución al problema que divide a la sociedad concepcionera.

Fuente: Ultima Hora