El ministro de Agricultura y Ganadería, Juan Carlos Baruja, encabezó ayer la entrega de aportes e insumos a labriegos del Departamento de Concepción. La ínfima cantidad, su discurso de tinte político y la poca apertura provocaron la reacción de algunos productores, quienes se retiraron descontentos.

Acto. El ministro Juan Carlos Baruja, rodeado de algunos de los beneficiados.
Acto. El ministro Juan Carlos Baruja, rodeado de algunos de los beneficiados.

«Lleven estas matracas, ¿por qué no traen equipos modernos para producir?», cuestionó Gilberto Dávalos, uno de los participantes en el acto, realizado ayer a la tarde en la comunidad de Santa Elena, ubicada en el kilómetro 21 de la ruta V, en el distrito de Belén. Allí, se congregaron más de 1.000 labriegos.

«Por utilizar azadas y machetes estamos así de pobres, y vienen a entregar como si fuera gran cosa», subrayó Dávalos, quien se mostró molesto por la entrega de azadas, palas, machetes, pulverizadoras, matracas y semillas, por valor de G. 152 millones, siendo que lo solicitado fue de G. 1.300 millones.

Cipriano Mareco, agricultor de Horqueta, se quejó de la actitud de Baruja, porque no dio posibilidad a los agricultores de manifestar sus inquietudes. «Acá no hay mercado, se trabaja en vano y no se animan a escuchar a los productores», señaló. «No es posible que se convoque a tantas personas y solo hablen las autoridades halagando al presidente», dijo Mareco.

En el acto, hablaron todas las autoridades, y el presidente de la Mesa Coordinadora Departamental de Pequeños Productores (MCD), Leonardo Colmán, a quien dieron solo cinco minutos para hablar.

El dirigente indicó que los aportes recibidos son importantes, pero que no alcanzan. «Vamos a hacer el milagro en la distribución», dijo. Recordó que el Gobierno prometió un segundo aporte. «Con nosotros no va a jugar, si se demora vamos a tomar otras determinaciones», subrayó.

Baruja, en su discurso, repitió cinco veces el nombre de Horacio Cartes. Explicó que su intervención no tuvo tinte político, sino más bien buscó reconocer la importancia que da el presidente a los productores. Tras las quejas, el ministro se quedó unos minutos a escuchar a dos mujeres que le querían hablar. Luego salió raudamente del lugar.

Fuente: Justiniano Riveros, Uh