El vicario de la diócesis de Concepción, monseñor Pablo Cáceres, disparó ayer contra la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC) por su última intervención en Kurusu de Hierro, que dejó como saldo la muerte de dos personas. Sostuvo que por miedo los uniformados se convierten en gatillos fáciles.

“Fuerzas conjuntas tienen miedo y se convierten en gatillos fáciles”

                                                                      Monseñor Pablo Cáceres

Cáceres sostuvo que la FTC se equivocó en el operativo y ahora trata de aparentar como un hecho de enfrentamiento plantando evidencias. “Lo primero que llama la atención es que en el lugar del hecho no haya participado el forense y la fiscala de turno”, destacó el sacerdote.

Recordó que en cualquier homicidio el cadáver no se toca hasta tanto lleguen las autoridades pertinentes, pero que en este caso, dijo, los militares actuaron a su medida y evidentemente colocaron un viejo fusil y los uniformes.

Sostuvo que el mismo ex jefe de la FTC, general Mario González, ya le mencionó una vez al obispo que los personales no están preparados para el combate contra este tipo de grupos armados y que eso explica a las claras que los uniformados muestran miedo y se convierten en gatillos fáciles. “Va a seguir ocurriendo este tipo de hechos, porque con el miedo que tienen, disparan a cualquiera”, indicó.

En otro momento, se preguntó qué puede hacer en su investigación la fiscala Carolina Quevedo, ya que el terreno se embarró y las evidencias fueron plantadas. “No sé qué puede hacer la fiscala que investiga el caso, porque ya está todo plantado”, dijo.

En particular, no quiere apañar a los criminales, dijo, sino por el contrario, que la FTC dé con los cabecillas y los derive a la Justicia por sus crímenes cometidos. Indicó que por la incapacidad, solo persiguen a los apellidos. “Acá ellos directamente persiguen a los Ovelar, a los Jara, familias que, por cuya consecuencia, tienen pavor; nosotros tenemos dirigentes con esos apellidos que están con el Jesús en la boca”, indicó el monseñor.

Fuente: Justiniano Riveros, Ultima Hora