En Paraguay, el tereré es parte de la vida, es más que una bebida. Cuando se toma con otras personas, siempre hay un intercambio de anécdotas y opiniones que fortalece los vínculos.Hoy, 25 de febrero, se recuerda el “Día Nacional del Tereré”.

El origen del nombre “tereré” es onomatopéyico, hace mención a los últimos tres sorbos que se realiza al succionar la bebida. No obstante, Carlos Cacciavillani sugiere que es de origen latín y, por lo tanto, se trataría de una palabra de creación jesuítica adaptada al guaraní, lo que explica el acento en la última sílaba. La traducción oficiosa al español del tereré sería “consumo del té en ronda”, derivado del guaraní “jeré”, el cual significa “ronda”.

Si bien la forma de tomar el tereré varía de persona a persona, lo cierto es que, cuando se consume esta bebida tradicional analcohólica del Paraguay, es el momento ameno del día, puesto que, cuando se toma con otras personas, siempre hay un intercambio de anécdotas y opiniones que fortalece los vínculos.

El tereré es una razón para disfrutar del instante. Aun tomando solo, se disfruta de la compañía de uno mismo; dependiendo de la ocasión, resulta una herramienta de inspiración para seguir trabajando, o de relajación, si se está descansando.

Algunas personas lo consumen con abundante hielo y con pohã ro´ysã o remedio refrescante. Cada hierba provee beneficios para la salud relacionados a la sabiduría popular, que se ha transmitido de generación en generación y deriva, además, de distintos rincones del país. Entre los más conocidos se encuentran el tarope, kapi´i kati, perdudilla, menta´i, ajenjo, jaguarete ka´a, para para´i, agrial y otros. 

Lo que se debe tener en cuenta a la hora de preparar el tereré y utilizar el pohã ñana es que éstos, generalmente, son recolectados del suelo o de árboles, entonces deben ser correctamente lavados, para evitar que sean vehículos de sustancias que puedan enfermar.

Por lo general, el tereré se puede preparar en una jarra, ya sea de aluminio, de plata, de plástico o en termo, donde se mezclan el agua helada con el pohã ñana (si así se prefiere), que previamente fue triturado en un mortero (angu´a). Luego se sirve en una guampa cargada con yerba mate (Ilex paraguariensis) y se succiona una vez agregado el agua con una bombilla introducida en la yerba mate.

El tipo de yerba utilizada también puede variar. Hoy día existe una gran variedad de producción de yerba para el tereré, desde las más sencillas, llamadas compuestas sin hierbas medicinales, con hierbas medicinales, sin palo, con palo, algunas inclusive con publicidad medicinal, energizante, calmante o adelgazante.

Parte del ritual o costumbre en el consumo de esta bebida es que el primer sorbo sea ofrecido al Paí Zumé o Santo Tomás, considerado el Santo Patrono de la yerba mate. Para ello, se ceba el agua sobre la yerba sin humedecer, cuyo objetivo es que la yerba seca absorba casi todo el líquido, humedeciéndose.  

Otra costumbre es realizar el tereré “rupa”, que consiste en comer un alimento salado durante la media mañana antes de consumir el tereré. Aunque está muy arraigado el consumo de opciones fritas, en lo posible, se debe optar por alimentos saludables para ese momento, como una fruta de estación, un huevo duro, o bien un puño de frutos secos, como el maní.

También es bueno recalcar que el consumo del tereré no debe ser considerado para reemplazar la ingesta de agua, cuyo requerimiento mínimo en esta época de calor es de 8 a 10 vasos diarios. El agua es fundamental para lograr que el organismo pueda realizar el balance que necesita y así, prevenir la deshidratación.

Patrimonio cultural paraguayo

El tereré fue declarado como patrimonio cultural paraguayo, mediante la Ley N° 4.261/2011; en el mismo documento que también establece al último sábado de febrero como “El día nacional del Tereré”. 

Cabe mencionar que existe una variante del tereré poco conocida, el “Tereré ruso”, consumido en Itapúa, al sur de la Región Oriental del Paraguay. Este departamento fue el lugar que recibió a esclavos rusos inmigrantes que, posteriormente, tuvieron participación en la guerra del Chaco. Ellos reemplazaron el agua y las hierbas del tereré por jugo de frutas cítricas como, por ejemplo, naranja, gaseosa cítrica o té helado; y lo consumían con yerba de palo entero, porque tenían la creencia de que no provocaba indigestión.

Durante la guerra del Chaco, entre los años 1932 y 1935, la historia menciona que los soldados paraguayos utilizaron el consumo del mate frío para no encender fuegos que delataran su posición, y la bebida se hizo famosa en el país cuando los soldados veteranos del Chaco la introdujeron en su vida cotidiana.