Veinte familias de la parcialidad Mbya Guaraní denunciaron que fueron instaladas por el Instituto Nacional del Indígena (INDI) en un predio de 50 hectáreas en Jakai, cercanía de Belén, Departamento de Concepción, sin ninguna asistencia. Manifiestan pasar todo tipo de necesidades, inclusive hambre.

Pobreza. La comunidad Jakai está ubicada a 15 km de Concepción sobre la ruta V antigua, no tienen agua potable y las familias incluso pasan hambre.
Pobreza. La comunidad Jakai está ubicada a 15 km de Concepción sobre la ruta V antigua, no tienen agua potable y las familias incluso pasan hambre.

Estas familias fueron trasladadas del distrito de Horqueta hace 2 años y 4 meses, y reubicadas en un campo abierto con escasos montes, donde no tienen posibilidad de sobrevivencia. “Estamos sufriendo mucho, no tenemos nada a mano para sobrevivir, solo una vez en la época de emergencia nos trajeron algunas chapas de la Gobernación y luego nada”, explicó Emiliano Garcete, líder de la comunidad.

Agregó que hace un mes hizo su último viaje al INDI, donde le prometieron enviar víveres, pero que hasta el momento nada pasa. “Nosotros a veces no comemos, tenemos muchos niños que sienten esa necesidad y ni yo no sé cómo sobrevivimos”, destacó.

Añadió que también recurrió a la Secretaría de Asuntos Indígenas de la Gobernación de Concepción, donde también le prometieron algún apoyo, pero que tampoco recibieron nada hasta ahora.

Remarcó que las pequeñas ayudas las reciben del intendente de Belén, Víctor Sanabria, que también le mandó arar sus tierras para cultivos de autoconsumo. “El intendente de Belén nos ayuda a paliar cuando estamos demasiado mal, también nos aró la tierra, pero no podemos cultivar porque no tenemos semillas”, indicó con tristeza Garcete.

salud. Alicia Cuenca, pobladora nativa, explicó que el problema de salud de la población también es grave y preocupante, “solo tenemos visitas de los licenciados en enfermería, pero nunca de un médico; y además no tenemos para comprar medicamentos”, explicó, y añadió que hay varios niños y ancianos.

La miseria en su máxima expresión
La miseria en su máxima expresión

Según los datos, la población es de 67 personas, de las cuales 33 son niños. Solo 12 (más grandes) acuden a una escuela vecina, mientras los más chicos no lo pueden hacer.

Los nativos ni siquiera tienen acceso a agua potable, ingieren agua de un arroyo y de un pozo artesiano de la población vecina.

Las familias sostienen que están padeciendo tristes momentos desde hace varios años. Esperan víveres, mejor techo, agua y semilla.

Fuente. Ultima Hora (Justiniano Riveros)