Joven de 35 años que recibió el corazón del doctor Berdejo está muy agradecido.

Celso en compañía de sus hermanas, en su cumpleaños en febrero pasado.
Celso en compañía de sus hermanas, en su cumpleaños en febrero pasado./Cronica

El médico que se dedicaba a hacer trasplantes se convirtió en donante tras su muerte y sigue latiendo su corazón en el pecho de Celso Antonio Ñamandú, un humilde aserradero de 35 años proveniente del distrito de Paso Barreto, distante 60 kilómetros de la ciudad de Concepción .

Celso, quien cumplió 35 años el pasado 2 de febrero, empezó a enfermarse hace cinco meses, según cuenta su hermana melliza Celsa, “empezó con una pulmonía y allí nos enteramos que era su corazón el que estaba mal, desde ahí empezamos el tratamiento en Concepción, pero gracias a la doctora Alicia, quien es la hermana de la patrona de una de mis hermanas, pudimos llegar hasta acá”, comentó Celsa.

Somos 14 hermanos, de los cuales dos ya fallecieron, comenta Celsa. “Mi hermano Celso era el que le mantenía a mi mamá, porque él es soltero, durante 20 años trabajó en un aserradero, que es la única fuente de trabajo en nuestro valle”, dice la hermana melliza del trasplantado en el hospital “San Jorge” de la capital.

Gracias a Dios él está muy bien, ya se levanta y camina, mi hermano siempre estuvo muy optimista de que todo iba a salir bien, “él está muy agradecido con el doctor que le donó su corazón y con toda su familia, cuando se mejore le vamos a ir a agradecer como corresponde a la familia del fallecido”, manifestó.

Celsa comentó que hace dos meses su hermano ya había tenido la oportunidad de conseguir un donante pero que en ese momento no estaba en condiciones para ser trasplantado, porque su tiempo de coagulación le imposibilitaba someterse a una cirugía.

“Dios sabe por qué hace las cosas, ese corazón que perdió mi hermano en abril no era para él, por eso perdimos esa oportunidad, estamos muy agradecidos”, dijo la hermana del trasplantado.

Olimpista recibe corazón cerrista

“Mi hermano es olimpista fánatico, pero nos comentaron que el doctor Berdejo era muy cerrista, le comentamos eso a Celso y nos dijo que ‘ahora mi corazón es cerrista pero el resto de mi cuerpo sigue siendo olimpista’” comentó Celsa Ñamandú.

Por su parte, la madre de Celso, doña Epifania Ñamandú, de 68 años, lamenta mucho lo que le pasó al médico pero -por otro lado- está feliz porque su hijo está muy bien, “siento mucho desde el fondo de mi corazón por la mamá del fallecido, porque yo sé lo que es perder a un hijo, yo ya perdí dos, por eso le doy gracias de corazón porque le salvaron la vida a mi hijo”, manifestó la madre de Celso.

 

 

 

 

 

Fuente: Diario Crónica