El camión militar que fue objeto de un ataque del Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP) en el que murieron 8 militares el sábado pasado en Arroyito dejó vestigios del fuego cruzado entre los castrenses y terroristas.

Una granada no explotó
Una granada no explotó

Según comentaron ayer fuentes del caso, además del artefacto explosivo que plantaron en el camino vecinal, los criminales también arrojaron dos granadas al vehículo de la Fuerza de Tarea Conjunta, de las cuales solo una explotó.

 Actualmente, el vehículo se encuentra en el Subárea de Pacificación N° 2 de la FTC, dentro de la propiedad de la estancia Ypotí en Núcleo 6, Arroyito, a tres kilómetros del lugar del atentado. El rodado es la principal evidencia del Ministerio Público.

Los ocho integrantes de la FTC fallecidos partieron aquel sábado de mañana de la citada base militar para realizar una patrulla de rutina por la zona y debían retornar al mismo lugar. El jefe de equipo fue el subteniente Félix Fernando Fernández, quien viajó en el asiento de acompañante, en tanto que el conductor fue el suboficial 1º Lucio Torrasca.

Al llegar al punto de la emboscada, el explosivo casero colocado por el EPP estalló con el paso del vehículo, que luego circuló unos 20 metros más. La explosión hirió de gravedad a Torrasca y Fernández. Estos, en medio del tiroteo a la cabina del rodado, bajaron por la puerta del acompañante. Ambos fueron acribillados y sus cuerpos dejados en la cuneta del camino. En el techo de la cabina aún hay restos de cabello de ambos militares.

Los militares que viajaban en la carrocería respondieron a las balas de los atacantes, que se aproximaron al rodado del costado izquierdo, desde un pequeño monte, donde habían realizado senderos y puesto de observación.

El camión estacionado en la base de la FTC exhibe decenas de agujeros de proyectiles, desde el parabrisas del rodado hasta el toldo de la carrocería. También se pueden ver agujeros con orificio de salida de los disparos realizados por militares, desde adentro.

En el fuego cruzado, los miembros del EPP arrojaron dos granadas a la parte de atrás del camión. Se trata de granadas de uso militar, que presuntamente el grupo armado adquirió del mercado negro.

Uno de estos explosivos llegó a explotar y herir a los uniformados, quienes luego fueron ejecutados. La otra granada fue encontrada después por los militares que llegaron a auxiliar a sus camaradas, al escuchar desde la base militar la explosión. Cuando llegaron, encontraron aún con vida pero muy malheridos al vicesargento Pablo Farías y el sargento Hugo Candia, este último con heridas de machetillo. Los militares encontraron rastros de motocicleta y presumen que algunos criminales huyeron hacia zonas pobladas. Asimismo, constataron que el EPP se llevó cinco fusiles automáticos M4 de los militares asesinados y equipos tácticos y no robó ninguna arma de mano.

PETARDOS. Minutos antes del atentado, militares que estaban apostados en la base de la FTC en Arroyito escucharon cómo pobladores del área aledaña al campamento explotaron petardos 3×3. Los uniformados comentaron que esto se trató de «un elemento distractor». Se presume también que los petardos fueron la seña de pobladores para avisar al EPP que el objetivo del ataque iba en camino.

Tras el ataque, la FTC reforzó los controles y las patrullas en Arroyito. En la tarde de ayer, el mal estado de los caminos de la zona y la lluvia que cayó durante la mañana propició que un camión blindado de la Policía cayera a una zanja. El vehículo táctico tuvo que ser sacado de ahí por un tractor.

Fuente: Fernando Boccia, Uh