Por Félix Ramos/Periodista

Hace un tiempo atrás unos cuantos tachos basureros fueron colocados a lo largo del paseo central de la avenida Agustín Fernando de Pinedo, por parte de un movimiento político interno del Partido Liberal. Bien o mal, cuestionable o no, dicha acción gozó de la simpatía de gran parte de la ciudadanía, en especial de los que deseamos una ciudad más limpia y saludable de tal forma a ir dejando uno de los lugares de privilegio en el ranking nacional de las urbes más sucias. Y aunque tal vez  se convirtieron en objetos casi decorativos, su presencia vino a acabar con la excusa de que ¨la gente tira la basura en cualquier parte porque no hay basureros¨.

Según intendente, estos basureros causan mini vertederos
Según intendente, estos basureros causan mini vertederos

Pero como nada ya parece sorprender en la capital de la joda, nos desayunamos hace unos días con la información de que propios funcionarios de la comuna estaban retirando de la avenida los mencionados tachos. El argumento que el común de la gente maneja es que dicha acción se debería a una vendetta política como consecuencia de las últimas elecciones internas del PLRA, ya que los basureros fueron un aporte del movimiento interno victorioso. Ninguna razón más descabellada para cualquiera con dos dedos de frente, pero considerando las circunstancias,  una serie de antecedentes y nuestra actual fauna politiquera cualquier barrabasada es posible.

De ser cierto el argumento del desquite, estaríamos llegando al nivel más rastrero de la política, logrando un nuevo record para Concepción: el internismo más sanguinario de un partido político. Lo cual está trayendo consecuencias negativas directas para el resto de los mortales que soñamos con un sitio más habitable.

De no ser verdad, el Ejecutivo Municipal está obligado a dar una explicación sobradamente madura y razonable a la ciudadanía a la cual debe su existencia política. Amén de las disculpas correspondientes por no haber comunicado con antelación algún proyecto alternativo.

Es admirable sin embargo, lo estoico que es este pueblo al venir soportando una serie de situaciones que de un tiempo a esta parte han dado muy mala imagen a la administración del municipio: una dirigencia política descarriada, partidos casi convertidos en negocios familiares, concejales que se mofan de las leyes y disposiciones, además de cada desprolijidad con la que desayunamos diariamente.

Pero los que creemos en una sociedad realmente democrática, en donde reine el estado de derecho, sin leyes hechas de plastilina y con instituciones fortalecidas, confiamos que en el momento menos pensado la ciudadanía, con las herramientas propias del sistema forzará la primavera.