Tres concepcioneros pudieron contar la historia tras protagonizar un aterrizaje forzoso en pleno monte chaqueño, en la zona de Agua Dulce, Departamento de Alto Paraguay. Se trata del piloto civil Carlos Lima, el Ing. César Ruiz Díaz y el agrimensor Carlos Mieres, quienes volvían de la estancia Ceburaity, a 170 km de Fuerte Olimpo, en una avioneta monomotor.

Comitiva. Fue a realizar un trabajo de peritaje por orden del Juzgado de Fuerte Olimpo. De vuelta ocurrió el accidente.
Comitiva. Fue a realizar un trabajo de peritaje por orden del Juzgado de Fuerte Olimpo. De vuelta ocurrió el accidente.

La aeronave decolaba de la pista de la estancia San Miguel, y a unos 1.850 pies de altura paró el motor y el piloto, Lima, tuvo que realizar una espectacular maniobra encontrando un claro en pleno monte donde logró aterrizar con mucha violencia, pero con la suerte de que todos los ocupantes salieron ilesos, excepto algunos golpes y rasguños.

“Cuando ya estábamos a 1.850 pies de altura a punto de estabilizar el vuelo, el motor hizo el primer ruido, en el segundo, Mieres le preguntó al pilotó qué pasaba, este le dijo que el motor pararía”, comentó César Ruiz Díaz.

Destacó que en eso ya vieron que los hélices aflojaban, dando muestra de que el motor ya paró. “En eso otra vez, Mieres le pregunta al piloto qué pasaría y este le dijo ‘ha ja’ata’ (y nos caeremos) a lo que todos respondimos con un profundo silencio”, dijo.

Indicó que el momento sirvió para algunas reflexiones cortas. “Yo pensé que era mi fin y que así debía terminar mi vida, me vino en mente las imágenes de mi esposa e hijos, pero al mismo tiempo pedí a Dios a que me salvara y gracias a Dios me dio esa oportunidad”, indicó el Ing.

Explicó que la suerte estuvo de su lado, porque en el lugar donde aterrizaron había malezas, troncos y maderas, pero las alas no tocaron por estos obstáculos. “Cuando caímos en tierra yo sentí un golpe y luego miré y el avión estaba lleno de polvo, en eso gritó el piloto para salir rápido, me levante y pasé encima de Mieres que no se movía, pensé lo peor por él, pero al gritarle se inquietó y le sacamos el cinturón y le ayudamos a salir de la máquina”, señaló.

“Luego le pasé la mano a Baby (apodo de Lima) y le felicité y ahí nos abrazamos todos cuando vimos que el avión no explotó y que estamos con vida”, señaló.

Los tres sobrevivientes en un almuerzo, tras salir del monte
Los tres sobrevivientes en un almuerzo, tras salir del monte

Finalmente, le costó mucha caminata para salir de la zona hasta encontrase con tres jinetes que los llevaron hasta una estancia.

Fuente. Ultima Hora (Justiniano Riveros y Alcides Manena)