Arroyito/El suboficial Edelio Morínigo Florenciano cumple en la fecha 732 días en poder del Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), que ha querido negociarlo en un momento con el Gobierno como prenda de cambio.

Represa. Elisa cruza un arroyo con ayuda de un baqueano, tras las huellas de su marido.
Represa. Elisa cruza un arroyo con ayuda de un baqueano, tras las huellas de su marido.
Por primera vez en dos años –que se cumplen hoy–, Elisa Mabel Ledesma estuvo ayer en el sitio donde su esposo, el suboficial Edelio Morínigo, fue secuestrado por la banda armada Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), el 5 de julio de 2014, que fue un sábado; ella lo recordaba bien.La mujer acompañó al equipo de Última Hora hasta la estancia Macchi Cué, propiedad distante a unos 25 kilómetros de Arroyito –comunidad en la que vive la familia Morínigo Florenciano–, donde se había producido el encuentro de Edelio y sus siete amigos con los soldados del EPP, que iba a cambiar sus vidas.

Elisa aceptó el desafío y muy decidida buscó experimentar por un instante lo que, desde hace dos años, posiblemente está haciendo su marido, deambular por los espesos montes del Norte. «No hay mucho que perder, porque mi esposo no está conmigo y quiero sentir la adversidad de este monte», dijo.

Llegar a la estancia costó, porque el camino, muy abandonado, está deteriorado en un tramo a causa de las lluvias. Eso obligó a la apertura de un camino auxiliar, de difícil tránsito. Sin embargo, con ayuda del único encargado del establecimiento se logró llegar al casco central de Macchi Cué y penetrar el monte, allá en el fondo donde hace dos años había ocurrido el secuestro. Se tuvo que cruzar un arroyito y hacerse camino, porque desde esa vez ya no ingresaron cazadores en la zona.

VIDA MISERABLE. Elisa Ledesma señaló que la espesa selva le daba la sensación de la vida miserable que ha de estar pasando Edelio. «Me impresiona todo esto, no quiero imaginar la vida de mi marido en esta situación», dijo, consternada. Pidió a los líderes del EPP que liberen a Edelio. Para ella, lo tienen sin razón, solo por el hecho de ser policía. «Solo los pobres son policías y a él por eso lo tienen; les pido que lo liberen por favor, ya es demasiado tiempo», imploró.

La Estancia Macchi Cué está muy abandonada, la vivienda que había sido quemada por el grupo armado después del secuestro no fue restaurada. Solo un encargado trabaja en el lugar. Incluso está en venta, según información recibida.

El sueño del suboficial era concluir su casa, que construía en el terreno de sus padres. Todo lo que implicaba sus ahorros destinaba a su casa, donde pensaba vivir con su esposa y tener hijos. Sin embargo, desde el momento en que se produjo el rapto, la construcción paró; esta obra se convirtió para sus padres Apolonio Morínigo y Obdulia Florenciano en la imagen presente en sus vidas que les recuerda en todo momento la ausencia de Edelio, por secuestro.

El 8 de agosto de 2015 también fue secuestrado por esta banda criminal el colono menonita de Manitoba, Santa Rosa del Aguaray, Abrahán Fehr, que sigue cautivo.

Fuente: Justiniano Riveros, Uh