En la plaza Italia, este martes 9 de junio a las 19.00 se presentará «Relatos que parecen cuentos», del monseñor Pablo Cáceres y el profesor Benjamín Valiente. El libro que recrea ejecuciones extrajudiciales en Concepción, recobró estado público al ser ubicado como objeto de investigación por el fiscal Joel Cazal.
El libro "Relatos que parecen cuentos", del monseñor Pablo Cáceres y el profesor Benjamín Valiente. Foto: Gentileza
El libro «Relatos que parecen cuentos», del monseñor Pablo Cáceres y el profesor Benjamín Valiente. Foto: Gentileza

Se trata del libro que había sido encontrado entre las pertenencias de uno de los miembros de la Agrupación Campesina Armada (ACA), abatido a finales de abril de este año.

La presentación está organizada por el Sindicato de Periodistas del Paraguay (SPP), el Centro de Estudios Paraguayos Antonio Guash, Serpaj, Conamuri y «Amigos del Norte», manifestó el artista Hugo Flecha, parte de la organización del evento.

El libro narra, en clave de crónica en varios pasajes, el acoso de las familias de Arroyito y Kuruzu de Hierro, Concepción. Según los datos recopilados, estos pueblos ya tuvieron más de cinco víctimas fatales por parte de la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC), entre ellas una persona sorda que, espantada por el allanamiento, se refugió en un bosquecillo. Hasta ahí los militares fueron a ejecutarla.

Cuando se dieron cuenta del «error», no tuvieron mejor iniciativa que camuflar el cuerpo de uniforme militar y extender una ametralladora sobre el cuerpo acribillado, para presentárselo como combatiente, según se relata en el libro.

Este caso que ha quedado impune, entre los cinco casos registrados y denunciados, afectó a Agustín Ledesma (22) en abril de 2012.

También el libro recrea la historia de una comunidad indígena, en los fondos de Yvy Yaú, que sufrió cuando fue apresado el narcotraficante Jarvis Ximenes Pavão. Además, reconstruye la vida del dirigente campesino de Arroyito, Benjamín Toto Lezcano, tenaz opositor a la semilla transgénica de la soja, acribillado frente a su casa por sicarios.

Otro caso es el de la señora Rosa González que sobrevivió con la mandíbula destrozada de un operativo, cuando con sus parientes Marcos y Hermenegildo Ovelar fueron, al decir de diversos testimonios, en busca de vacas. Marcos y Hermenegildo murieron. Uno de ellos, al igual que Rosa, presentaba tajos de cuchillo en la nalga y en los brazos.

También víctima fatal de estos operativos habría sido, el 15 de noviembre del año pasado, Vicente Ojeda, de 25 años, cuñado de los Jara Larrea, cabecillas del grupo armado ACA. El joven estaba en su casa con sus hijos y otros familiares aquel sábado, cuando fueron sorprendidos por un allanamiento de grandes proporciones. La comunidad de Arroyito asegura que lo ejecutaron y en su momento denunció en asamblea el «permanente acoso y terrorismo de Estado» al que son sometidos desde que militarizaron la zona.

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